Cuando era pequeña me gustaba mucho escuchar y apenas pude, leer una y otra vez los cuentos de hadas, imaginaba (alentada por mi madre) que algún día a mi también vendría a buscarme aquel hombre perfecto dispuesto a luchar con dragones y brujas por mi. Mientras crecía estas ilusiones se fueron evaporando cortesía de los divorcios, infidelidades, enredos amorosos y otras cosas que vi suceder a mi alrededor, entonces me di cuenta de que el hombre perfecto no existía más que en los cuentos que solía leer y que el amor era muchas veces sinónimo de dolor, fue así que me inventé una frasesita que me gustaba repetir pues me parecía bastante inteligente; "Yo, no quiero un príncipe azul ... quiero un príncipe morado", ese que tal vez no sería el hombre perfecto para el mundo pero si perfecto para mi, sin darme cuenta cambié una ilusión azul ... por una morada. Pase así mi adolescencia besando sapos que jamás dejaron su verdusco color.
Fue entonces que empecé a escribir una lista de "requisitos" que debía cumplir "mi príncipe morado", la lista a ido cambiando con los años, pero conserva su esencia ...
Alguien que cosa disfraces a mis días malos y los convierta en buenos.
Que no se enfade si no me entiende, ni me entiendo y lo mareo.
Que me saque la lengua cuando me ponga tonta y me haga enmudecer.
Que no de por hecho que siempre voy a estar ahí pero que tampoco lo dude.
Que no me haga sufrir porque sí, pero que no me venda amor eterno manoseado, ni
me lo ponga fácil..
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Alguien que cuando me ponga borracha me lleve a casa en brazos.
Que me rompa las medias con la boca y luego me compre otras.
Que me haga el amor contra la pared y se meta conmigo en la bañera.
Que me cuide la espada y me defienda de víboras, pirañas y putas.
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Alguien que no pueda caminar conmigo por la calle sin cogerme de la mano.
Que no me compre con regalos pero que tenga mil detalles de papel.
Que no le guste verme llorar y que me haga reír hasta cuando no tengo ganas.
Que de vez en cuando decida perseguirme por los bares y conocerme otra vez.
Que me mire, lo mire, y me tiemblen las piernas sin remedio.
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Alguien que esté loco por mí, y no se olvide de decírmelo los días de resaca.
Que si se pone animal, sea solo en la cama, y me mate a besos por la mañana.
Que no se acostumbre a mí y no deje de inventar nombres nuevos para despertarme.
Que si mira a otra, luego me guiñe un ojo, y se ría de mis celos de hojalata.
Y sobre todo que no tenga que perderme para darse cuenta de que me ha encontrado.
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Hace un tiempo creí encontrarlo, y no voy a negar que muchas de las cosas de la lista están ahí por él . . . tal vez no mi príncipe . . . pero si mi amor, ese que a la luz era morado y a solas fue verde, ahora con el corazón roto me doy cuenta que aunque no quiera debo crecer ... lo cual implica en cierta foma dejar de creer. como antes deseché la existencia del príncipe azul, ahora también debo olvidarme del morado que tal vez nunca deje de ser verde.
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εїз kat εїз
